En un sorprendente giro de los acontecimientos comerciales globales, México ha logrado superar a China en su relación comercial con Estados Unidos, apuntalado por un peso mexicano fortalecido. Esta tendencia económica ha dejado a muchos observadores preguntándose si México merece el título de la estrella del comercio mundial en el último año.
Tras los estragos causados por la pandemia, numerosas empresas multinacionales, especialmente las dedicadas a la manufactura, han reconocido el potencial inexplorado que ofrece México para la construcción de cadenas de suministro y fuerzas laborales resilientes. Los beneficios económicos de esta percepción, junto con la atracción de inversión, se han manifestado de diversas formas, siendo uno de los aspectos más destacados la apreciación del peso mexicano en un 16% o más frente al dólar en el último año.
Actualmente, la balanza comercial entre México y Estados Unidos ha recuperado niveles de dominancia similares a los de principios de los años 2000, relegando a China a la segunda posición en este aspecto.
Si bien no cabe duda de que China ha sido una fuerza dominante en el crecimiento económico mundial en el siglo XXI, la dinámica post-COVID ha presentado nuevos desafíos para su mano de obra aparentemente imparable. Diversos países han comenzado a cuestionar la dependencia de China al reconsiderar y diversificar sus cadenas de suministro. En este contexto, México ha emergido como un mercado atractivo y maduro debido a su mano de obra competitiva y su posición geográfica estratégica.
Un aspecto notable es que México es una democracia, aunque con ciertas imperfecciones, en contraste con China, donde el Partido Comunista Chino ostenta un poder opaco e impredecible. Aunque China ha sido indiscutiblemente una fuerza líder en el crecimiento económico mundial en el siglo XXI, el contexto y la base de comparación son relevantes. Su crecimiento es menos impresionante en comparación con países que partieron de niveles económicos más altos y lograron escapar de la trampa de ingresos medios, como Corea del Sur, Singapur y quizás incluso Chile.
Tanto China como México aún enfrentan el reto de superar la trampa de ingresos medios, por lo que es necesario mantener una perspectiva cautelosa antes de celebrar cualquier éxito. Si bien el país norteamericano ha logrado un hito notable en su comercio con Estados Unidos, el camino hacia la consolidación económica sostenible es una tarea continua para ambas naciones.
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